Por Calle 7 Redacción |5 de septiembre de 2022, 20:00 PM

Por David Sibaja.

Hace varios años, Milagro Miranda encontró en los medicamentos una manera de relajar su cuerpo ante las cargas laborales y el estrés que sufría. Sin embargo, su consumo fue en aumento hasta convertirse en una adicción. Un equipo de Calle 7 conversó con ella, quien repasó su historia.

“Me quitó el estrés, me quitó todo, me quitó el dolor de los hombros, la contractura, el dolor de cabeza y de ahí empecé a tomar más y más y más”, recordó.

Su punto más crítico llegó cuando se inyectaba morfina, la cual conseguía en el mercado negro. “Yo no le llegué a robar a mi mamá porque ella vive en Guanacaste; pero, se lo juro por mis hijos, que si yo hubiera estado a la par de ella, le robo hasta los calzones con tal de comprarme morfina”, agregó.

Al igual que ella, cientos de personas están adoptando una peligrosa práctica: usar los medicamentos que receta la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) a familiares o allegados para tener una sensación más fuerte que con las drogas tradicionales.

Esta práctica, no obstante, podría costarle la vida, según explicó la doctora del Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA), Helvethya Alfaro.

“Son medicamentos que, inicialmente, pueden generar una euforia, como una alegría, como un entusiasmo, pero después, con un mayor uso, van a relajar, van a hacer sentir más tranquilo, tan tranquilo que puede llevar a desarrollar hasta un coma que lleve a la muerte”, advirtió.