Por BBC News Mundo |4 de enero de 2022, 11:53 AM
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En la frontera entre Colombia y Venezuela se está consolidando un conflicto armado. Sus protagonistas, sus causas y su posible alcance no son del todo claros. Pero el saldo de muertos, víctimas y enfrentamientos aumenta.

El domingo 2 de enero choques entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Frente 10 de las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) dejaron al menos 22 muertos, según informaron las autoridades.

El epicentro de los combates fueron los municipios de Tame, Saravena, Fortul y Arauquita, en la parte occidental del departamento de Arauca, en la frontera central con Venezuela, que limita con el estado Apure.

El gobierno de Iván Duque citó dos consejos de seguridad, envió dos batallones y prometió fortalecer la inteligencia para contener un brote de violencia que pone en riesgo la vida de unas 2.000 personas que viven en la zona.

No es, sin embargo, la primera vez en el último año que la guerra del pasado parece reeditarse con nuevos actores, pero con las mismas causas, en los mismos escenarios de siempre.

Tras el acuerdo de paz firmado entre el gobierno Juan Manuel Santos y la guerrilla de la FARC en 2016, el conflicto en Colombia se ha fragmentado, surgieron diferentes grupos armados y la producción de cocaína se disparó.

Los expertos se abstienen de hablar de una nueva guerra en Colombia, porque el Estado no está amenazado por un grupo concreto y centralizado. Pero la violencia se está recrudeciendo.

A continuación damos tres clavse para entender la rivalidad entre el ELN y la disidencia de las FARC.

Duque y su ministro de Defensa, Diego Molano
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Duque y su ministro de Defensa, Diego Molano, insisten en su estrategia de seguridad, pese a las críticas y el recrudecimiento de la violencia.

1. Una histórica rivalidad

Tres de las seis guerrillas que surgieron en los años 60 en Colombia se desmovilizaron en los años 80, una cuarta perdió poder o fue aplacada por el Estado y las dos restantes se fortalecieron y expendieron durante el boom del narcotráfico en los años 90.

Estas son las FARC, de origen campesino, y el ELN, creada por estudiantes comunistas inspirados en la teología de la liberación.

La gran diferencia entre ambas es su forma de organización: las FARC eran verticales y centralizadas, mientras que el ELN opera como una suerte de organización federal. De la primera se solía decir que era una guerrilla que hacía política y del ELN, que es un grupo político que se alzó en armas.

Aunque ambos movimientos, instalados en las selvas, buscaban derrocar el orden liberal basados en un marxismo heredado de la revolución cubana, las diferencias y la competencia entre ellos fueron claras desde un principio. Y eso se ha manifestado en enfrentamientos, coexistencia y, a veces, colaboración a lo largo de medio siglo.

En Arauca, para dar un ejemplo que muchos citan con el rebrote de violencia del domingo, los enfrentamientos entre las dos guerrillas entre 2004 y 2010 dejaron al menos 500 civiles y 600 subversivos muertos y más de 50.000 personas desplazadas, según cifras oficiales.

En 2010, las dos guerrilleras acordaron cesar el conflicto en Arauca y se repartieron el control de espacios y rentas ilegales. Esta región, desde entonces, dejó de ser un epicentro de violencia, aunque no de actividades ilegales, sobre todo de exportación de cocaína y contrabando a través de Venezuela.

En 2016, con el proceso de paz, las FARC dejaron de existir como un grupo articulado a nivel nacional y surgieron grupos disidentes —se estiman alrededor de 30— que reclutaron nuevos miembros y se fortalecieron durante la pandemia.

Esa suerte de paz producto de los acuerdos entre las dos guerrillas hegemónicas se rompió en el momento en que la más grande de ellas, las FARC, desapareció y surgieron grupos disidentes que poco tienen que ver con la antigua insurgencia.

"El rompimiento de los acuerdos entre el Frente 10 y el ELN son producto de varios factores: desacuerdos sobre las extorsiones y los abusos del Frente 10, diferencias sobre cómo enfrentar la pandemia y reclamos ante el conflicto reciente entre las disidencias y las fuerzas de seguridad venezolanas", dice Juan Pappier, investigador de Human Rights Watch, un grupo de derechos humanos.

Arauca, entonces, así como el resto de la frontera con Venezuela, es hoy un espacio en disputa entre no solo guerrillas, sino también los ejércitos de ambos países y decenas de grupos paramilitares y narcotraficantes que aprovecharon el vacío de poder dejado por la FARC.

Guerra en Colombia
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2. Qué dicen y hacen los gobiernos

El presidente Duque, además de anunciar los consejos de seguridad, calificó de "compleja" la situación debido a que "muchos de estos enfrentamientos se dan prácticamente en el filo, en el borde de la frontera".

Durante años Duque ha argumentado que la vigencia de estos grupos se debe a "la anuencia y protección del régimen dictatorial" de Venezuela.

Pero el presidente venezolano, Nicolás Maduro, ha culpado a los gobernantes colombianos de "abandonar la frontera" y ha dicho que "Venezuela es víctima de los grupos armados irregulares (…) que vinieron a aplicarle a parte del territorio venezolano la fórmula que ellos aplican en conchupancia (alianza) con Duque contra el pueblo de Colombia".

La relación bilateral está congelada, sobre todo después de que Duque dejó de reconocer a Maduro como legítimo presidente de Venezuela. Esto, según los especialistas, limita las acciones en contra de los grupos armados en la frontera.

El paso fronterizo, además, está restringido desde 2015 y cerrado desde 2019, lo que fomenta la emergencia de economías y actores ilegales.

Una apertura fue anunciada en octubre de 2021, pero en la práctica la mayoría de los pasos fronterizos siguen cercados.

Grafiti del ELN en Arauca
Daniel Pardo
La presencia guerrillera en Arauca es, y siempre ha sido, parte de la normalidad.

3. Qué pasó con la paz

El proceso de paz firmado en 2016 redujo la violencia, pero desde entonces los números de homicidios políticos y el desplazamiento forzado de ciudadanos han aumentado.

El año pasado registró la mayor tasa de homicidios (12.787) en Colombia desde 2014 (12.060).

Las masacres, el desplazamiento y los asesinatos de líderes sociales y excombatientes desmovilizados también alcanzaron números récord.

Y la tecnificación en la producción, alimentada por la llegada de inversionistas mexicanos, permitió que se produzca más cocaína con menos base de hoja de coca sembrada.

Duque dice que su implementación del proceso de paz ha priorizado el desarrollo productivo de las regiones más afectadas por el conflicto y niega la crítica de que su gobierno desaprovechó la oportunidad de fortalecer el Estado y mitigar las causas del conflicto.

La paz, en todo caso, hoy parece un sueño que terminó muy rápido. Y los choques entre las disidencias de las FARC y el ELN solo vuelven más compleja la situación.

"Este rebrote de violencia está atravesado por los enfrentamientos de las disidencias con el ejército venezolano, por el control de las rentas ilegales y por las lógicas de poder en los municipios, donde las guerrillas tienen control social, económico e incluso político", dice Jorge Mantilla, director de dinámicas de conflicto de la Fundación Ideas para la Paz, un centro de estudios.

El gobierno de Venezuela siempre ha negado que su ejército esté relacionado con actividades ilegales en la frontera.

En abril de 2021, los enfrentamientos entre disidencias de las FARC y el ejército venezolano causaron desplazamientos masivos en Arauquita. Un mes después, en la parte norte de la frontera fue abatido el líder guerrillero de las FARC Jesús Santrich. Y en los meses siguientes varios otros guerrilleros de diferentes frentes, entre ellos alias "El Paisa", fueron asesinados.

"Todo esto desajustó el equilibrio de poder en estas zonas (…) La conflictividad entre ambos grupos ha ido en aumento no solo en Arauca, sino en otras zonas del país, por lo que los desafíos en términos humanitarios de cara al 2022 son enormes para el Estado colombiano", concluye Mantilla.

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