18 de septiembre de 2022, 15:11 PM
Paleozoo
Representación artística de un pez gogo.

Un grupo de investigadores ha descubierto un corazón de 380 millones de años preservado dentro de un pez prehistórico fosilizado.

Aseguran que el espécimen representa un momento clave en la evolución del órgano encargado de bombear sangre y que se encuentra en todos los animales con columna vertebral, incluidos los humanos.

El corazón pertenecía a un pez conocido como gogonasus, que ahora está extinto.

El hallazgo calificado como "asombroso" y publicado por la revista Science, se realizó en Australia.

La científica y profesora Kate Trinajstic de la Universidad de Curtin en Perth le contó a la BBC el momento en que ella y sus colegas se dieron cuenta de que acababan de realizar el mayor descubrimiento de sus vidas.

"Estábamos agrupados alrededor de la computadora y reconocimos que había un corazón y casi no podíamos creerlo. Fue increíblemente emocionante", aseguró.

Peces fósiles
Lindsay Hatcher
Los peces se encontraban perfectamente conservados en rocas halladas en la región de Kimberley en Australia Occidental.

Por lo general, son los huesos en lugar de los tejidos blandos los que se convierten en fósiles, pero en este lugar en Kimberley, Australia, gracias a los minerales se han conservado muchos de los órganos internos de los peces, como el hígado, el estómago, el intestino y el corazón.

"Este es un momento crucial (para entender) nuestra propia evolución", afirmó el profesor Trinajstic.

"Muestra el plan corporal que hemos evolucionado desde muy temprano, y lo vemos por primera vez en estos fósiles", agregó.

"Alucinante y asombroso"

Su colega, el profesor John Long de la Universidad de Flinders en Adelaide, describió el hallazgo como "un descubrimiento alucinante y asombroso".

"Nunca se había sabido nada de los órganos blandos de animales tan antiguos, hasta ahora".

Comparación de un corazón humano con el del pez gogonasus.
BBC

El pez gogonasus es el primero de una clase de peces prehistóricos llamados placodermos.

Se trata de los primeros peces en tener mandíbulas y dientes. Antes de ellos, los peces no medían más de 30 cm, pero los placodermos podían crecer hasta los 9 metros de largo.

Los placodermos fueron la forma de vida dominante del planeta durante 60 millones de años. Existieron por más de 100 millones de años antes de que los primeros dinosaurios caminaran sobre la Tierra.

Los escaneos del fósil del pez Gogo mostraron que su corazón era más complejo de lo esperado para estos peces primitivos.

Similar al corazón humano

Tenía dos cámaras, una encima de la otra, de estructura similar al corazón humano.

Los investigadores sugieren que esto hizo que el corazón del animal fuera más eficiente y fue el paso crítico que lo transformó de un pez lento a un depredador rápido.

Imagen con los órganos.
Kate Trinajstic/Science
Los investigadores escanearon dentro de las rocas y descubrieron un hígado, estómago, intestinos y un corazón, que se muestran en rojo.

"Esta fue la forma en que pudieron subir la apuesta y convertirse en un depredador voraz", apuntó el profesor Long.

Otra observación importante es que el corazón estaba mucho más adelante en el cuerpo comparados con peces más primitivos.

Se cree que esta ubicación está vinculada al desarrollo de cuellos de los peces gogonasus y abrió el paso para el desarrollo de pulmones más adelante en la línea evolutiva.

Esqueleto de pez gogonasus
BBC
Un fósil de la cabeza de un pez gogonasus con grandes cuencas oculares.

"Parte de nuestra evolución"

Zerina Johanson del Museo de Historia Natural de Londres, líder mundial en placodermos e independiente del equipo del profesor Trinajstic que realizó el hallazgo, también describió la investigación como un "descubrimiento extremadamente importante" que ayuda a explicar por qué el cuerpo humano es como es ahora.

"Muchas de las cosas que ves las tenemos en nuestros propios cuerpos; mandíbulas y dientes, por ejemplo", señaló. "Vemos la primera aparición de las aletas delanteras y las aletas en la parte posterior, que eventualmente se convirtieron en nuestros brazos y piernas".

"Hemos visto muchas cosas en estos placodermos que hoy vemos en nuestra propia evolución, como el cuello, la forma y disposición del corazón y su posición en el cuerpo".

El descubrimiento completa un paso importante en la evolución de la vida en la Tierra, según el doctor Martin Brazeau, experto en placodermos del Imperial College London, que también es independiente del equipo de investigación australiano.

"Es realmente emocionante ver este resultado", le dijo a la BBC.

"Los peces que estamos estudiando mis colegas y yo son parte de nuestra evolución. Esto es parte de la evolución de los humanos y otros animales que viven en la tierra y los peces que viven en el mar hoy".