Cazador y político emergente: ¿quién es Donald Trump Jr., el hijo del presidente que avivó la sospecha en la trama rusa?
Desde 2001 se hizo cargo de las licencias comerciales de la Organización Trump y apareció como asesor en el "reality show" de su padre, The Apprentice. Pero fue durante la campaña electoral cuando su perfil se volvió más público. Y desde entonces lo ha acompañado la polémica.
"Hay que ser honesto con uno mismo… y yo no soy bueno con lo de la moderación".
Eso es lo que dice Donald Trump Jr., el mayor de los hijos del presidente de Estados Unidos y su primera esposa Ivana Trump, cuando se le pregunta sobre las 11 horas que pasó detenido por emborracharse en la vía pública.
Ocurrió en 2001, durante las celebraciones de Mardi Gras en Nueva Orleans, justo en año que se incorporó a los negocios familiares.
Nacido en la Nochevieja de 1977, hasta entonces y desde que en el año 2000 se graduara en Finanzas por la Escuela Wharton de la Universidad de Pennsylvania (el alma mater de su padre), Donald Trump Jr. había dedicado sus días a cazar, pescar y esquiar en Aspen, Colorado.
Terminado el año sabático, volvió al edificio en Nueva York en el que se había criado, la Torre Trump, pero esta vez para trabajar.
Su padre, el entonces magnate de bienes y raíces, lo había nombrado vicepresidente ejecutivo de la Organización Trump , cuya gerencia compartiría con su hermano Eric Trump y donde se encargaría de las licencias comerciales.
Así, durante ese periodo supervisó la construcción, entre otros, del rascacielos de 71 pisos llamado 40 Wall Street y mejor conocido como Edificio Trump, el Hotel Internacional Trump y el Trump Park Avenue, tres de los inmuebles más emblemáticos del imperio inmobiliario en el corazón de Manhattan.
Desde 2006 también participó como asesor del programa The Apprentice , el reality show que hizo de su fundador, Donald Trump, toda una celebridad.
Pero no fue hasta la carrera de su progenitor hacia la Casa Blanca cuando su perfil público aumentó.
Perfil político
Y es que en los meses previos a las elecciones del 8 de noviembre de 2016, Trump Jr. se paseó por medio país haciendo campaña a favor de su padre, el candidato republicano a la presidencia, tratando de conectar con el votante medio.
Con ese objetivo, el de convencer al ciudadano común, habló también durante la Convención Nacional Republicana en julio del año pasado.
"Somos los únicos hijos de multimillonarios (que se sienten) tan cómodos en un (tractor) Caterpillar como en nuestros propios carros" , aseguró ante decenas de asistentes este padre de cinco hijos y marido de la exmodelo estadounidense Vanessa Kay Haydon.
Ya había pronunciado frases del estilo antes, como cuando dijo en relación a su niñez: "Nos mimaron en varios sentidos, pero nos enseñaron a entender el valor del dólar. Así que, si queríamos algo, teníamos que ganárnoslo".
Pero según los expertos, su papel fue más allá de la campaña y el medio estadounidense The New York Times lo ha llegado a señalar como un "cercano asesor político de su padre" .
Él mismo ha reconocido que se siente atraído por la política.
"Pensé que tras las el día de elecciones dejaría la política y que regresaría a mi vida normal, con mi familia", dijo en marzo, durante la cena anual para recaudar fondos para el Partido Republicano y que se conoce como el Día Reagan en honor al presidente número 40 de EE.UU.
"Pero no pude", admitió.
Así que en este tiempo, además de con declaraciones públicas, Donald Trump Jr. se ha ocupado de defender las causas republicanas vía Twitter , un canal del que también es adepto su padre.
Y como aquél, tampoco se ha librado de generar polémica.
Los refugiados como Skittles y otras polémicas
La más sonada quizá tuvo lugar en septiembre, cuando comparó los refugiados sirios con Skittles, unos populares caramelos con sabor a frutas.
"Esta imagen lo dice todo. Acabemos con la agenda políticamente correcta que no pone a Estados Unidos en primer lugar", comenzaba diciendo el mensaje con el que incendió la red social, y bajo el cual se veía un plato con dichos dulces.
"Si tuviera un plato de Skittles y te dijera que tres de ellos podrían matarte, ¿te atreverías a comerte un puñado?", proseguía el texto.
Y concluía: "Ese es nuestro problema con los refugiados sirios".
Pero aquella no fue la primera vez en la que generó controversia.
Ya en 2012 cientos de usuarios pusieron el grito en el cielo y decenas de organizaciones que trabajan en defensa de los animales mostraron su rechazo cuando comenzaron a circular en las redes unas fotos de Donald Trump Jr.
Habían sido tomadas en 2010 en África, y en ellas se veía al hijo del ahora presidente posando junto a un leopardo y un cocodrilo muertos , así como sujetando la cola cortada y ensangrentada de un elefante.
Y es que Donald Trump Jr., miembro de la Asociación Nacional del Rifle, es un apasionado de la caza.
A ella se aficionó durante los veranos que compartió con su abuelo materno, el electricista jubilado Milos Zelnicek, en la entonces Checoslovaquia.
"Al hablar sobre la caza se suele fijar demasiado en la cuestión de la muerte" , le dijo a The New York Times sobre el tema.
"Pero eso, la carne, es sólo un componente. (La caza) tiene mucho de experiencia, de relaciones. Para mí ha sido una gran manera de conocer el mundo".
Los comentarios no pasaron inadvertidos, aunque quizá provocó una reacción más airada cuando en septiembre, durante una entrevista en una radio de Filadelfia, afirmó que se debería "empezar a calentar la cámara de gas" para aquellos demócratas que se comportaran como Hillary Clinton.
Muchos vieron en esa declaración referencia al Holocausto, aunque la campaña de Trump aseguró después que hablaba de la "pena capital".
Él ya había advertido que no es "bueno con lo de la moderación" y parece que las polémicas varias seguirán persiguiéndole.
La última vez que su nombre salió a relucir fue este fin de semana, cuando tras una publicación de The New York Times reconoció haberse reunido durante la campaña con Natalia Veselnitskaya, una abogada rusa que le había prometido información contra Clinton .
Y eso, cuando se sigue investigando la posible intromisión de Rusia en las presidenciales estadounidenses -algo que el Kremlin ha negado-, también salpica al presidente Trump.