Por Julio Naranjo |9 de abril de 2017, 6:49 AM

Bryan Solano Beckford pasa los últimos días en Costa Rica en su natal Cieneguita antes de emprender una nueva aventura que espera lo lleve a cumplir su sueño y el de todo un país.

Hace pocas semanas este pitcher limonense de 19 años firmó un contrato con los Astros de Houston, convirtiéndose así en décimo sexto tico que llega a una organización de Grandes Ligas, pero con la misión de ser el primero en debutar en la Gran Carpa.

Al salir de su humilde casa, ubicada en el que es considerado uno de los barrios más conflictivos de la provincia caribeña, Bryan se dirige de una vez al patio donde vive Ricky Lackwood, su mentor, el hombre que le brindó apenas a los 9 años la oportunidad de jugar a la pelota chica.

Lackwood recuerda a aquel talentoso e inquieto niño que logró apartar las dificultades económicas y los problemas sociales para iniciar una prometedora carrera en un deporte con poco arraigo en el país.

“Me acuerdo que Bryan llegó a la playa y me dijo, Ricky quiero practicar eso (béisbol). El muchacho tenía ese brazo bien fuerte. Estoy muy orgulloso del muchacho, muy contento de poder ayudarle para que pudiera surgir”, menciona Lackwood recostado en una panga detrás de su casa.

Además de su brazo prodigioso, Lackwood resalta la fortaleza mental de Bryan y su seriedad a la hora de entrenar, diferente a la de otros niños y jóvenes que contaban con el mismo talento pero que se quedaron en el camino.

“Soy de esas personas que cuando quiero algo trabajo y hago todo lo posible para conseguirlo. Siempre quise seguir avanzando. Mi motivación siempre ha sido mi mamá en todo lo que hago, siempre pienso en ella por las mismas ganas de querer ayudar”, comenta Solano.

Nicaragua la catapulta

El béisbol nunca dejó de sorprender a este portento atleta al punto de tocar techo en el país y su ambición lo llevó hasta Nicaragua, una nación donde las personas nacen con la pelota y el guante en la mano.

Un año en la academia AM de León le bastó a Bryan para ganar velocidad en sus tiros –lanza a más de 90 millas–, ampliar de dos a cuatro su repertorio de lanzamientos y despertar el interés de los scouts de las Mayores.

“Allá uno ve béisbol hasta en las calles, incluso hasta las personas de avanzada edad. Ese es el amor en Nicaragua.

“Yo me fui para con un nivel un poquito avanzado, tenía ya varios lanzamientos pero no los tenía bien perfeccionados y eso fue lo que más trabajaron conmigo, además de la preparación física, conseguir más velocidad”, explicó.

Los Astros de Houston resultaron ser los más interesados en el tico, quien espera algún día subir a la lomita del Minute Maid Park de la ciudad texana.

Arduo camino

El siguiente paso para Bryan será entrenarse codo a codo con muchachos de su misma edad en una de las filiales del equipo ubicada en República Dominicana. Ahí, prospectos de diferentes partes del mundo llegan con la misma ilusión del costarricense.

Si demuestra la calidad necesaria, el caribeño podría pasar a los Estados Unidos a disputar torneos clase A, Doble A y Triple A que son la antesala de las Grandes Ligas.

“Nunca me pasó por la cabeza que iba a jugar en este equipo. Uno solo va a buscar la oportunidad, el equipo que le salga. Es una gran bendición porque este equipo de los Astros es bueno, son desarrolladores con los peloteros y doy gracias por esa oportunidad que me dieron. Yo espero en unos cuatro o cinco años jugar en las Grandes Ligas”, señaló con convencimiento.

La presión ahora pasa no solo por representar al país, sino por abrir trillo a las futuras generaciones.

“Se siente un poquito el peso y la responsabilidad, pero voy a tratar de no pensar mucho en eso para no distraerme. Quiero dejar a Costa Rica bien en alto, demostrar que aquí también hay béisbol”, sentenció.