Por José Fernando Araya |29 de octubre de 2023, 8:00 AM

El beisbol tiene misticismo como pocos deportes, por seo, muchas de sus historias terminan en la pantalla grande.

Pero no todas las historias son de éxito. Muchas son recordadas al quedar en la retina por ser desaciertos o curiosidades.

Así es la historia de Bill Buckner, un gran jugador, e injustamente recordado por un error, justo en el peor momento posible, la Serie Mundial de 1986 y que marginó a Boston del título. 

Sí, esos mismos Red Sox que por aquel entonces cargaban una de las maldiciones y sequías más famosas y largas de la historia.

Buckner, californiano de nacimiento, tuvo una dura infancia con un padre alcohólico y violento que se llegó a suicidar justo cuando el futuro beisbolista tenía 12 años. Terrible.

Agobiado, se refugió en la pelota chica y tuvo una carrera importante.

Según lo describe el sitio Sports Made in USA, Buckner era un jugador con gran poder ofensivo, clasificado dos veces entre los 10 primeros en robos de bases, líder en dobles también en dos ocasiones, un título de bateo en la Liga Nacional de 1980 y con aparición en el Juego de las Estrellas de 1981. Para el siguiente año jugó 162 partidos en primera base, pero nunca fue un dotado en facultades al guante.

De pronunciado mostacho, el primera base jugó 22 temporadas en la MLB, nunca se abanicó tres veces en un juego (algo increíble en la actualidad) y tuvo más hits que Joe DiMaggio y Ted Williams (2,715); además, se retiró un promedio de .289, 174 jonrones, 1,208 carreras impulsadas y 1,077 carreras anotadas.

Pero todo eso queda de lado, pues en la memoria colectiva, Buckner tiene un legado digno de la “infamia deportiva”.

El error más grande de la historia.

Era sábado 26 de octubre de 1986 en el Shea Stadium en Queens, Nueva York.

El escenario era el sexto partido de una Serie Mundial que lideraban los Red Sox 3-2 ante los Mets de Nueva York. Las nueve entradas reglamentarias acaban empatadas a tres carreras.

Parte alta de la décima entrada y Boston se pone arriba 5-3, además los neoyorquinos se encuentran con dos eliminados y nadie en bases. Red Sox está un out de acabar con la sequía desde 1918. El escenario es ideal… pero para una tragedia.

Sorpresivamente, los Mets lo empatan. El manager de Boston, John McNamara había cambiado a Roger Clemens por Calvin Schiraldi en el montículo. Un cambio fatídico según los expertos.

Luego cambia a Schiraldi por Bob Stanley, otra decisión también discutida. No fue un día de aciertos para el manager de los Red Sox.

Mookie Wilson vendría al plato para los Mets y 'roleteó' por la línea de primera base, donde estaba Buckner, quien corrió hacia la pelota, bajó el guante para agarrarla. Muchos ya imaginaban el festejo en sus corazones palpitando a mil… Pero la pelota pasó por debajo de sus piernas hacia el jardín derecho…

Ray Knight anotó para dar a los Mets una victoria de 6-5 en el sexto juego. También ganaron el Juego 7, un fuerte golpe para un equipo de Red Sox que estuvo a un strike de un título tan esperado 48 horas antes y que perdieron el sétimo partido pese a tener ventaja 3-0.

Sin embargo, todo el peso de aquella serie se atribuyó siempre a Buckner.

"Entiendo eso", reconoció el protagonista muchos años después a la cadena ESPN. "Tenía que ser lo suficientemente fuerte como para atraparla".

A la fecha todavía hay un debate de sí es el error más grande de todos, llegó a pesar tanto en la decisión del juego o bien todo estaba destinado al fracaso.

Una mancha que arrastró hasta el final de sus días.

Buckner se retiró en 1990 y permaneció en Massachusetts, pero las burlas y las críticas continuaron, obligándolo a mudarse a un rancho al estado de Idaho junto a su familia.

Una vez contó que su hijo tuvo un incidente en la escuela, pues, un compañero de clase le preguntó “Tu papá tuvo que dejar el béisbol porque perdió la pelota” y su hijo llegó a preguntarle “¿A qué se refería con eso?”.

El exprimera base se enfrentó a ese tipo de cosas el resto de su vida. Su esposa Joy relató al Seattle Times parte de lo sufrido. 

“Quizás lo peor fue cuando un periodista llamó y me mencionó la historia del exlanzador, Donnie Moore, víctima de un infame jonrón de Dave Henderson de Boston que le costó el banderín a los Angelinos en 1986 y quien se había suicidado después de intentar asesinar a su esposa. El periodista preguntó si ¿Había Bill alguna vez pensado en suicidarse?”, relató de forma increíble.

Para su suerte, en el 2004 los Red Sox acabaron con 86 años de maldición. El autor del error del 86 explicó que en la previa a esa Serie Mundial pasaron su jugada una y otra vez por la televisión, por lo que no terminó viendo ninguno de los partidos.

Sin embargo, en el arranque del 2008 el equipo había ganado su segundo banderín en cuatro años y en el primer juego de la temporada quisieron homenajear a las leyendas, incluidas Bill Buckner.

Fue presentado ante una multitud en el Fenway Park. Caminó lentamente hacia el montículo en medio de una ovación de casi dos minutos e hizo el lanzamiento con lágrimas en sus ojos. Él y la afición se habían perdonado por fin.

"Realmente tuve que perdonar, no a los fanáticos de Boston, per se, pero tendría que decir en mi corazón que tuve que perdonar a los medios. Por lo que me hicieron pasar a mí y a mi familia”, relató a ESPN.

El 27 de mayo del 2019, Buckner falleció a los 69 años después de luchar contra la demencia con Cuerpos de Lewy que llegaba a provocar cuadros de Alzheimer.

Solo como curiosidades, la pelota que dejó pasar Buckner se convirtió en un objeto histórico y llegó a costar 1 millón de dólares, mientras que desde ese año los Mets no saben lo que es ganar una Serie Mundial.

TelegramTeleticacom