Por Adrián Fallas |8 de julio de 2023, 13:01 PM

Una vez finalizado el encuentro que le dio el título a los Denver Nuggets, Nikola Jokic, el mejor jugador de la cancha, no empezó a celebrar. El serbio se tomó la molestia de buscar a los 12 integrantes del Miami Heat y saludarlos.

Es normal ver a los deportistas, de cualquier disciplina, en frenéticos festejos y siempre consientes de las cámaras. Ahí Jokic destaca, diferente al resto.

Para muchos, el serbio de 28 años es el mejor jugador del mundo; para otros no, pero discutirlo no es el tema.

Nikola llegó a este punto en su carrera (campeón de la NBA, jugador más valioso de la liga y seleccionado al Juego de las Estrellas) por caminos poco recorridos.

En 2012, firmó con el Mega Vizura y, dos años después, era seleccionado en el Draft con la escogencia 41, un proyecto a futuro de los Nuggets.

Debutó con Denver en la NBA en la campaña 2015-16 y cada temporada iba mejorando. Para el 2021 era MVP, repitiendo en el 2022.

En junio de este año celebró al levantar el Trofeo Larry O’Brien y dejarse la mención como el más valioso de las finales.

“Ha sido un largo viaje. Como dijo, fui la elección 41, pero eso no importa. Cuando estás aquí, eres jugador por derecho propio”, dijo Jokic.

A pesar de ser un gran basquetbolista, el de los Nuggets genera controversia: algunos aseguran que no está al nivel de los más grandes de la historia.

"Tienes un jugador extranjero que, si fuera estadounidense, ¡Dios mío, sería una estrella! ¡Dios mío! La misma personalidad. La misma personalidad exacta. ¡Santo cielo! ¿Un tipo blanco dominando la NBA? 'Sí, es un tipo blanco', pero no lo conocemos ni lo entendemos. ¿De dónde viene? Oh, mierda. ¿Cuál es su pasado? ¿Quién es su hermano? ¿Qué es todo eso? Todo lo que es resistente más allá de todo lo que crees... Él es Magic and Bird y Estados Unidos lo odia. ¿Qué?", dijo el periodista de ESPN, Dan Le Batard.

Jokic prefiere el pase antes del tiro, el caballito antes del hundimiento. Es más, una vez dijo que no entendía el juego universitario en los Estados Unidos. “Es tan rápido. Saltan tan alto”, comentó.


El serbio no es amigo de las cámaras. No da entrevistas a los periodistas y poco se sabe de su vida personal. Asegura que no le interesan los trofeos personales, solo quiere jugar baloncesto.

En su tierra natal, donde va con su esposa e hija, además de compartir con sus hermanos, Nemanja y Strahinja, pasa tiempo con sus caballos.

La vida callada, detrás de cámaras, le sienta bien; le gusta más que los reflectores que lo siguen en la duela.

“Tuvimos éxito en nuestros trabajos y ganamos todo. Es una sensación increíble. Pero como dije antes, no lo es todo en el mundo. ... Hay [un] montón de cosas que me gusta hacer. Probablemente, eso sea algo normal. A nadie le gusta su trabajo, o tal vez sí. Están mintiendo. Pero es una buena sensación”, concluyó.

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