Por Adrián Fallas |17 de febrero de 2015, 6:09 AM

El Hospital Cumberland, ubicado en Brooklyn, Nueva York, fue el lugar donde Deloris Jordan dio a luz a su hijo Michael, que este 17 de febrero cumple 52 años. El aniversario llega en momentos cuando Mike trata de dominar desde su oficina el juego que alguna vez lo catapultó a la fama mundial.

Cuando finalmente le dijo adiós al baloncesto en el 2003, Jordan había ganado seis campeonatos de la NBA –siendo nombrado el jugador más valiosa en cada una de las series–, tenía seis trofeos de más valioso de la liga, jugó 14 veces en el Juego de las Estrella, dos medallas olímpicas y records para no dejar dudas sobre su calidad.

Pero luego de que saliera de la cancha contra los Philadelphia 76ers, aquel 16 de abril del 2003, vistiendo la camiseta de Los Washington Wizards –tras haber vestido la de los Chicago Bulls durante sus años de campeón–, ha sido difícil para Jordan consolidarse en la élite del juego, sin tener el balón en las manos.

En junio del 2006 Jordan adquirió parte de los Charlotte Bobcats, convirtiéndose en dueño mayoritario en el 2011, poniéndose al frente de una franquicia que no ha logrado sobresalir en la NBA bajo su mandato.

Mientras que el mundo de los negocios ha sonreído a Jordan, Forbes anunció el año pasado que su cuenta bancaria sobrepasaba los $1.000 millones y su marca sigue creciendo bajo la sombrilla de Nike, el baloncesto se ha mostrado duro con él.

Los Bobcats, que este año cambiaron su mote por el de los Hornets, es un equipo con limitaciones y sus registros han sido pobres.

Durante la era de liderazgo de Jordan, el play-off se ha mostrado esquivo y la temporada 2011-2012 dejó una marca de 7 ganados y 59 perdidos.

Solo el año 2013-2014 vio a Charlotte ganar más partidos que los que perdió (43-39), al tiempo que esta campaña ha dejado una eficacia del 42.3%.

Cuando decenas de experto se han referido a Jordan como el más grande de todos los tiempos, es fácil imaginarse que estos esperan que su aura transforme a la franquicia a la que le dedica su tiempo completo.

Charles Barkley, estrella retirada y que trabaja como analista de TNT, afirma que sus críticas contra la gestión de Jordan frente a los Hornets, hicieron que la amistad entre ellos llegara a su fin.

“Creo que Michael se molestó conmigo por algunas cosas que dije de los Bobcats, que eran ciertas”, explicó Barkley el año pasado, en una entrevista con Yahoo Sports!.

Para la actual temporada, a pesar de su mal registro, los Hornets ocupan el sétimo puesto en la Conferencia Este, suficiente para entrar a la liguilla por segunda vez en el reinado Jordan, pero no lo suficiente para aliviar la presión sobre Michael.

El mejor jugador de la historia llega a los 52 años, tratando de brillar como dueño, en un mundo que lo reverencia como el mejor jugador de todos los tiempos.