8 de octubre de 2020, 10:17 AM

Jose Muñoz / Geek-Orama 

Este jueves 8 de octubre llega a nuestro país el filme "Promare", desarrollado por el estudio de animación "Trigger" con el director  Hiroyuki Imaishi y el guionista Kazuki Nakashima, conocidos por los exitosos animes "Kill La Kill" y  "Tengen Toppa Gurren-Lagann". Esta producción tardó cuatro años.

La historia se desarrolla en una tierra futurista, en la cual surgen una especie de mutantes llamados "Burnish", que pueden manipular fuego en grandes cantidades. Esto lleva a una división de la humanidad: la vida llega al borde de la extinción, la raza humana se ve obligada a adaptarse a esta amenaza, se reestructuran las ciudades y se crean cuerpos de seguridad para contrarrestar los ataques de estos mutantes en la lucha para determinar cuál raza es la dominante.

Lo primero que destaca en esta película es lo arriesgado de su propuesta visual, muy agresiva, basándose en una paleta en tonos neones, con tintes retros ochenteros, tonos saturados con una técnica que combina la animación 2D con elementos 3D, generados en computación. Lo importante de este diseño visual es que responde a la narrativa, fue concebida de forma que subraya los conflictos de la historia, la rivalidad entre los dos bandos, el diseño de los elementos naturales que manipulan los protagonistas, todo está pensado en pro de contar la historia y llevar el mensaje al espectador.

Al principio, este filme puede parecer caótico, pero hay un trabajo magistral en el diseño y la conceptualización de las escenas de pelea. El director logró encontrar el orden dentro del caos, espléndidamente coreografiados, logra combinar los colores neón, movimientos violentos de cámara, personajes entrando y saliendo de la escena, paisajes bellamente diseñados, armas y poderes inimaginables y aún así en estas escenas se sigue cada acción y movimiento a la perfección, no se vuelve confusa ni cansada. 

Esto hace que todo momento de pelea se disfrute y se viva aún más, algo que películas como "Transformers" no han podido lograr.

Todo producto audiovisual en sus primeros minutos crea un contrato tácito con el espectador de las leyes o los estándares que va a manejar el mundo que presentan, si es un mundo hiperrealista, si estamos en una obra de fantasía o una historia que jugará con metáforas para ir más allá. 

El guion de esta película no respeta ningún acuerdo con el espectador, la historia juega con lo exagerado y lo épico, con cada acto se llega a un nivel superior, esto te mantiene al borde del asiento, atento a la siguiente sorpresa. 

Con una narrativa muy propia del estilo anime, esta obra logra una amalgama entre un diseño visual muy innovador y arriesgado y una serie de guiños y tributos a códigos clásicos de este género de animación japonesa, haciendo que la historia se termine sintiendo como propia y familiar, pero con una ejecución que la hace actual e innovadora.