Wagner Lobo, vecino de Naranjo, tiene 51 años y está internado en el Centro Especializado de Atención a Pacientes con COVID-19 (CEACO). En las últimas horas ha experimentado una mejoría en su salud, se levantó de la cama por primera vez y quiso celebrar la vida de una forma muy particular: bailando.

Los médicos tuvieron que inducirlo al coma hace una semana, sus pulmones estaban muy afectados y le entró una bacteria cuando estaba intubado. 

A pesar de todas estas situaciones, el paciente se mantiene muy positivo. De hecho, desde su cama en CEACO envió un mensaje a todos los costarricenses.

"Hay que cambiar el chip porque este virus lo mata a uno, lo mata si usted no piensa en positivo, hay que pensar en eso para salir adelante porque el virus es letal. La actitud hay que cambiarla porque si nos quedamos postrados en la cama no lo logramos. Hay que salir y decir: yo puedo, yo puedo, y crearse en la mente esa actitud para que eso le ayude al cuerpo a regenerarse aparte de los medicamentos".

Él sintió que estaba "más del otro lado que de este", ya que sus pulmones estaban cansados y no podía respirar, pero gracias a su actitud y al personal médico logró salir adelante.

Aún está en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI); sin embargo, según su hija Kimberly, está evolucionando muy bien. Además, ya le aplicaron el tratamiento de plasma convaleciente.

El inicio de la pesadilla

Kimberly Lobo, hija de don Wagner, le contó a Teletica.com el sufrimiento que han vivido. Su papá empezó con mucha fiebre y tos, lo llevaron al Ebais y ahí le dijeron que tenía una infección de glándulas y de oídos; le mandaron antibióticos, pero él no se mejoró. "Estaba angustiado porque no se sentía bien", dijo su hija.

Lo llevaron de nuevo a un centro médico porque siguió muy enfermo y le insistieron en la infección de glándulas. 

Por fin le hicieron la prueba y el resultado positivo por COVID-19 llegó el martes 7 de julio.

"Cuando llegó el resultado mi papá estalló en llanto, él decía que había llevado el virus a la casa y estaba muy preocupado, más que todo por su nieto (mi hijo). Él se sentía culpable. Se contagió en ese lapso de ir de la casa al trabajo y del trabajo a la casa", relató Kimberly.

El miércoles 8 de julio, un día después, fue cuando tuvo mayor dificultad respiratoria y requirió oxígeno y suero en el Ebais. Después lo llevaron al Hospital de Grecia, donde le hicieron una placa de sus pulmones; tras el análisis del resultado, lo trasladaron al CEACO.

"Nos llamaron a decirnos que mi papá estaba en la UCI muy mal. Fueron horas de angustia y de dolor, sentimos que ya lo habíamos perdido. Estábamos vueltos locos, yo sentía que me iba a descomponer, me daba miedo meterme al Facebook del Ministerio de Salud y que publicaran que había un paciente fallecido. De hecho, ese día me metí a Facebook con temor y vi una publicación que había un muerto de Naranjo y lloré mucho, pero me di cuenta por la edad que no era mi papá", expresó su hija angustiada.

Poco a poco, los días complicados van pasando. Don Wagner tiene otro semblante, su familia está más tranquila y todos están sumamente agradecidos con el personal de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).