Por Natalia Jiménez Segura |15 de julio de 2020, 14:04 PM

Una mezcla de miedo, descontento, frustración y ganas de ayudar es lo que siente todos los días el doctor Alejandro Moya antes de ir a trabajar.

Él es médico emergenciólogo del Hospital Calderón Guardia y a diario trata con pacientes sospechosos, positivos, graves y hasta fallecidos por COVID-19: una ardua tarea que muchos ni podrían imaginar. 

Hace algunos días, Moya publicó en sus redes sociales la fotografía de una camilla donde yace el cuerpo de un enfermo que perdió la batalla contra el virus. 

El profesional externó su descontento con las personas que se manifestaron bajo el lema "¿cuál pandemia?", cuando hay familia y amigos que ahora lloran la partida de un contagiado, así como médicos que se esfuerzan por sacarlos adelante, sin resultado positivo algunas veces.

“Es sumamente molesto y frustrante ver una persona que, sin ningún conocimiento de causa, sin saber absolutamente nada de salud, de un pronto a otro sale haciendo videos e instando a la población a que no sigan las medidas que el Gobierno trata de interponer”, aseguró Moya.

Teletica.com quiso conocer cómo es un día en la vida del doctor Alejandro Moya, con el fin de mostrar la situación en la primera línea de atención del virus: los hospitales.

Alejandro tiene familia y todos los días expone su vida para atender de la mejor manera a pacientes del centro médico.

Él asegura que al principio era más sencillo, porque el número de casos era menor y no había tantas personas en estado grave: cada una necesita entre seis y siete médicos para una correcta atención.

“Uno cada día ve como aumenta el número de casos, como llega gente más enferma, que se deteriora muy rápidamente, gente que entra caminando al toldo de valoración y una vez que se internan, en cuestión de seis ocho horas ya están en una unidad de cuidados intensivos, ya están con un ventilador mecánico, ya están recibiendo la máxima atención posible. Esto genera algo de estrés y de insatisfacción”, comentó Moya.


El doctor trabaja algunos días en la carpa donde llegan las personas con síntomas respiratorios, donde se toman decisiones importantes sobre hacer la prueba, dejar internado a un paciente o hasta llevarlo directo a cuidados intensivos.

“El miedo no es por mí, es miedo de llevarle la enfermedad a las personas que uno quiere, a mi esposa, a mi hija, a mi mamá, ese es el principal temor. El temor de cometer un error en la desinfección y personas que no tienen la culpa terminen con la enfermedad”, manifiesta.

Asegura que el descontento lo oprime cuando ve personas en la calle sin seguir las medidas, aglomeradas o haciendo ejercicio de maneras incorrectas.

La frustración no se puede dejar de lado.

“Muchas veces usted hace hasta lo imposible por salvar a estos pacientes y usted ve a que pesar de todo lo que hace, todas las terapias, todo, los pacientes no mejoran, empeoran y usted ve como poco a poco la vida de esta persona se va apagando por más esfuerzo que usted haga”, relató el médico.

Moya sale de su trabajo y tiene que tomar medidas antes de abrazar a su familia.

“Yo cuando salgo de la guardia y llego a mi casa tengo todo un protocolo que seguir, hay que bañarse, quitarse la ropa en la cochera, no tener contacto con la familia hasta no estar complemente desinfectados y estar seguros de que no hay un riesgo mayor”, explicó.

¿Qué es lo que más ha marcado al emergenciólogo durante la pandemia?

“Ver la realidad humana, una persona de escasos recursos que tal vez llegó ahí porque no tuvo la posibilidad de cuidarse porque sus oportunidades no son las mismas que las de otras personas y saber que esa persona se enfermó tratando de seguir aportando a su familia y ofrecerle bienestar y que por eso terminó con una enfermedad es lo a que uno le marca”, confesó.

Asegura que hay personas gravemente enfermas o hasta que han fallecido porque les ha tocado salir a ganarse la comida, personas que tienen que decidir entre salir y no comer.

“Uno sabe que detrás de esa persona hay una familia que queda desprotegida, que de pronto no tiene más sustento, no tiene la persona que le llevaba el sustento a su hogar”, indicó el doctor.

Días largos, intensos y peligrosos son los que vive el doctor Alejandro Moya con la pandemia en particular, panorama que no todas las personas ven y se llegan a cuestionar ¿cuál pandemia?

“Ver que uno hace todas estas cosas y que uno se protege y se cuida para que un tipo venga a decir que esto es un invento del Gobierno, de verdad que hay que estar un poco mal de la cabeza”, concluyó el funcionario.