Por AFP Agencia |24 de marzo de 2020, 9:36 AM

Sao PauloBrasil | Con un movimiento urbano similar al de un fin de semana, Sao Paulo vive este martes el primer día de una cuarentena menos rigurosa que la de otros países, con la que se propone contener la pandemia de nuevo coronavirus en el estado más poblado de Brasil.

En la Avenida Paulista, eje de la ciudad de Sao Paulo (capital del estado homónimo), muchas personas hacían su footing o andaban en bicicleta, algunos con mascarillas, en una mañana de cielo descubierto y una agradable temperatura de 22 grados.

"Me parece que hay mucha gente exagerando, es una medida que perjudica a todo el mundo. Los restaurantes deberían seguir abiertos, bastaría con apartar las mesas y poner alcohol para las manos", dice Ana Dias, de 71 años, que salió para hacer una caminata.

El gobernador del estado, Joao Doria, decretó una cuarentena de 15 días hasta el 7 de abril, con "el cierre de todos los servicios no esenciales", para contener la pandemia que en esta región se cobró 30 de los 34 muertos y un 40% de los 1.891 casos diagnosticados hasta el lunes en Brasil.

Aunque no hay prohibición de circulación como en Argentina o España, Doria instó a todas las personas a permanecer en casa, exceptuando aquellos que necesiten salir a trabajar o a una actividad esencial. 

"No estamos de vacaciones, estamos en una guerra (...). No es hora de salir a menos que sea algo absolutamente esencial, entienda que estamos en una guerra", dijo el gobernador el lunes.

El comercio acató la medida, pero parte de la ciudadanía está renuente. En un breve recorrido por la región central de la capital, predominan personas mayores de 60 años, grupo de riesgo, paseando o haciendo ejercicio.

"Eso sólo afecta a las personas que están debilitadas o tienen poco amor por la vida", dijo Luiz Andrade, de 71 años, que salió "para disfrutar de la vida".

Pero quien debe salir por obligación laboral, difiere. "Tenían que haber cerrado todo", opinó Larissa Miranda, de 18 años, mientras limpiaba incesantemente la registradora del quiosco de periódicos donde trabaja.

"Estoy muy preocupada ¿de qué me sirve la cuarentena si para venir tengo que entrar al metro con otras personas?", cuestionó.

En Jardins, barrio noble de la capital que concentra varias de las más reconocidas clínicas del país, hay amplio tránsito de personal médico, pero las urgencias no estaban abarrotadas.

La cuarentena decretada por Doria excluye la industria de este estado de 45,9 millones de habitantes, que asegura casi un tercio del PIB de Brasil.

Doria alegó que la industria no tiene contacto directo con el público. Y el lunes explicó: "Si paran las fábricas, tendremos un colapso, y no solo en Sao Paulo".

Desafío social

Los desafíos en Sao Paulo, una metrópolis de 12,2 millones de habitantes con siderales diferencias sociales, son enormes.

Miriam, una sin techo de 25 años que vive en una carpa en la Paulista junto a su marido y su perro, se tranquiliza constatando que no tiene gripe.

"Claro que estoy preocupada. Llenamos un cubo de agua para lavarnos las manos", explica la joven, que descarta acogerse a un refugio "porque están llenos de coronavirus".

En Paraisópolis, la segunda mayor favela de la ciudad, los habitantes se organizan en comités para hacer frente a la situación. "Tenemos miedo, la situación es bien grave", dice Gilson Rodrigues, presidente de la Unión de Vecinos de Paraisópolis. 

Rodrigues resaltó que los retos habitacionales y socioeconómicos dificultan el cumplimiento de una cuarentena en esta zona con más de 100.000 habitantes.

En Brasil, una república federativa, los estados tienen amplia autonomía en materia de salud y seguridad.