Por Julio Naranjo |8 de enero de 2020, 10:44 AM

Un paseo familiar para celebrar la Navidad el pasado 25 de diciembre terminó en tragedia para José Rodolfo Ramírez, el joven de 15 años quien falleció la noche de este martes en Liberia tras ser diagnosticado con la extraña Meningitis amebiana primaria.

Una tía de la víctima contó que la abuela de José Rodolfo organizó el paseo a un balneario en Guayabo de Bagaces donde se encuentran las aguas termales en las que se presume que el joven adquirió la letal ameba llamada Naegleria fowleri.

“La abuelita paterna decidió llevar los nietos al balneario para celebrar la Navidad con ellos. José Rodolfo es el nieto mayor, además de él fueron sus dos hermanitos y dos niños más. Todos se bañaron y a todos les hicieron pruebas, pero solo José Rodolfo adquirió la ameba”, contó Eva Chacón, tía del menor.

Chacón agregó que pocos días después del viaje su sobrino presentó pérdida de apetito y posteriormente vómitos, fiebre y hasta convulsiones, por lo que decidieron consultar con los médicos.

“Primero se pensó que era una indigestión o un virus, luego empezó a presentar fiebre y convulsiones y se creía que era Dengue, hasta que llegó al CAIS de Cañas cuando un médico muy bueno sospechó de Meningitis, lo remitió al Hospital de Liberia donde le detectaron la ameba”, detalló.

La ameba Naegleria fowleri está presente en aguas dulces que pueden soportar altas temperaturas y en promedio afecta a un individuo por cada 2.5 millones de personas, su contagio se da vía nasal.

El menor era vecino de Las Juntas de Abangares y pocos días antes se había graduado de noveno grado en el Colegio Técnico Profesional de la localidad. Lo describen como un muchacho alegre y lleno de Dios.

“Podemos recordar su sonrisa, era muy jovial, amigo del pueblo, todo el mundo lo conocía porque su papá es mecánico y era muy popular en el pueblo. Estaba metido en cosas de la iglesia, era un joven cariñoso, muy carismático.

Este es apenas el segundo caso de esta enfermedad en la historia de nuestro país. El primero se registró en el 2014 en un niño estadounidense de 11 años quien también murió días después de ser diagnosticado.