Por AFP Agencia |14 de diciembre de 2018, 16:12 PM

La comunidad internacional seguía reunida en la madrugada del sábado para tratar de encarrilar la lucha contra el cambio climático en la COP24, que debe adoptar las reglas para aplicar el Acuerdo de París, llamado a garantizar el futuro de las próximas generaciones.

Reunidos en la ciudad polaca de Katowice, unos 200 países estudiaban el texto final después de casi dos semanas de arduas negociaciones, marcadas por un lado por la urgencia de actuar conforme a los últimos informes científicos y por otro por el rechazo principalmente de Estados Unidos de considerar real esa amenaza.

También la incógnita sobre la futura política climática de Brasil bajo la presidencia de Jair Bolsonaro, un escéptico del calentamiento, así como las protestas de los "chalecos amarillos" en Francia a raíz de una tasa ecológica, pesaron en el desarrollo de la 24ª Conferencia de la ONU sobre el Clima, tres años después de que el mundo festejara en París haber cerrado un acuerdo histórico.

Mientras la temperatura ya aumentó 1 ºC respecto a la era preindustrial y las emisiones de gases de efecto invernadero se dispararon un 2,7% en 2018, los países más vulnerables no cesaron de exhortar a un acuerdo ambicioso, advirtiendo de su riesgo de "extinción".

La ciencia, cuestionada por EEUU.

Después de que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) advirtiera en octubre de que el mundo no puede permitirse un aumento superior a 1,5 ºC, un grupo de países encabezado por Estados Unidos se opuso a apoyar el informe. 

El detalle es significativo puesto que toda la acción climática internacional está llamada a basarse en estos resultados científicos. 

Un borrador divulgado el viernes se limita a "invitar a las partes a hacer uso de la información contenida en el informe" del IPCC.

"No es posible cuestionar el 1,5 ºC. Tenemos 10 años para invertir masivamente", con este aumento como referencia, dijo el ministro costarricense de Medio Ambiente, Carlos Manuel Rodríguez. "Esto es lo que buscan 190 países, mientras que otros siete -Estados Unidos, Rusia, China y los Estados árabes- tienen dudas", lamentó.

La polémica empañó las dos cuestiones clave con las que se abrió la COP24: la elaboración de las reglas para aplicar el Acuerdo de París y la futura revisión de los compromisos nacionales de reducción de emisiones.

La primera atañe a asuntos como la transparencia -cómo pueden los países verificar que cada uno cumple con sus promesas-, y la financiación, esto es, de qué manera los países desarrollados acompañan a los más pobres a adaptarse al cambio climático.

Chile, sede de la COP25.

La segunda cuestión clave incumbe a la ambición. Si bien los países se fijaron en 2015 metas voluntarias de reducción de emisiones para contener el calentamiento a menos de 2 ºC, estas deberían revisarse en 2020. El borrador por ahora "reitera" su demanda de "actualizar" sus contribuciones.

Pero según el último informe del IPCC, incluso aplicando los objetivos de París, la temperatura subiría 3 ºC a fines de siglo.

El texto en estudio es "un inicio, pero el trabajo no está acabado", declaró Jennifer Morgan, de Greenpeace, llamando a los países a comprometerse a elevar sus metas de reducción de emisiones.

"La mano de Estados Unidos está detrás de todo ese texto". "Es como un elefante en la sala: no pretende formar parte del Acuerdo de París, pero continúan negociando", lamentó Meena Raman, de la ONG Third World Network, en alusión a la decisión de Donald Trump de retirar al país de ese compromiso.

Por otro lado, Chile fue elegido para albergar la COP25 a fines de 2019, reemplazando a Brasil, que el mes pasado canceló sus planes para acoger esta cita internacional aduciendo problemas financieros y en plena transición con el futuro gobierno de Bolsonaro. 

Paralelamente, Costa Rica, que también había mostrado su interés en albergar la cita antes de retirar su candidatura y dejar el camino libre a Chile, organizará la pre-COP, que suele tener lugar varias semanas antes.