Por Yahaira Piña |30 de noviembre de 2017, 2:29 AM

En golfito, Zona Sur del país, vive la familia que conoceremos en esta ocasión en Sueños de Navidad.

El temor los acompaña día y noche pues el rancho donde habitan amenaza con caerles encima en cualquier momento.

Con láminas viejas de zinc, troncos y lo que la gente les regalaba, así fue como Víctor construyó este ranchito. Es el lugar donde vive con su esposa e hija.

Aquí llegó Maidelin cuando era una bebé y aquí creció, es lo que ella conoce como hogar.

Al caminar por el rancho todo se mueve. Hay huecos por todas partes, la madera que brinda el soporte principal está partida y solo la sostiene un tronco.

El baño está fuera del ranchito. El agua se empoza y mezcla con el barreal.

También afuera está el fogón donde Elda prepara los alimentos. La tapa de un abanico es lo que sirve de cocina.

El ingreso familiar viene de una ayuda mensual del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) por 50.000 colones y lo que gana Víctor haciendo reparaciones, a pesar de que sufre de constantes mareos y desmayos por eso sus opciones laborales son pocas.

En medio de las limitaciones papá y mamá tienen algo muy claro; su hija debe estudiar y salir adelante.

No siempre cuenta con lo que necesita pero lleva buenas calificaciones

Aprende sobre el amor, el respeto y la responsabilidad.

Pero cuando llegan las lluvias la cosa se les complica a esta pequeña y a sus padres.

Si el dinero no siempre alcanza para comer mucho menos para vestir.

Maidelin no sabe lo que es estrenar un uniforme de la escuela. Utiliza los que le regalan.

Por eso Elda debe ajustarlos a mano.

El tiempo de navidad es triste, pues agudiza todavía más el dolor de vivir en estas condiciones. No hay cenas especiales, ni arbolito mucho menos regalos

Sueñan cada día con esa casa digna, una que no represente una amenaza de caerles encima. Una donde Maidelin puede hacer su tarea sin temor a que se mojen sus cuadernos.