Con una sonrisa de tranquilidad, Leonel Moreira y su familia agradecieron la oportunidad de regresar al fútbol de Costa Rica, aunque esta vez lo haga con la camiseta de otro equipo como lo es Liga Deportiva Alajuelense.

El guardameta y su esposa Yuli Granados narraron este viernes durante su presentación con los rojinegros, las penurias que vivieron en Bolivia con la difícil situación política que vivió ese país sudamericano con la renuncia del mandatario Evo Morales.

Leo llegó a este país en condición de préstamo por parte del Pachuca, dueño de su ficha, al club Bolívar donde disputó 23 compromisos. 

De ahí que la decisión de regresar al país fue muy fácil para Moreira, pues primero estaba el bienestar familiar.

“Mi prioridad siempre será mi familia así sea por toda la plata del mundo, el bienestar de mi familia no lo voy a poner por encima de la tranquilidad y paz de mis seres queridos.

“Fue una decisión fácil. Estaba mi familia de por medio y no lo iba a negociar con nadie”, indicó categóricamente el guardameta en conferencia de prensa. 

“A veces la opinión del público es a lo que ve y no profundiza lo que uno pasa”, añadió.

Según Moreira, su estadía en Bolivia comenzó tranquila, hasta que los días se comenzaron a complicar con los saqueos en las ciudades y la presencia del ejército.

“Los primeros días fueron tranquilos, luego pasó lo que pasó y todo cambió.

“Caminaba ocho kilómetros de mi casa al teleférico para poder ir a entrenar y a veces se podía y en otras no porque las filas eran enormes, porque todas las calles estaban bloqueadas por las manifestaciones.

“A las 9 p. m. había una manifestación todos los días durante todo el mes que se llamaba “el cacerolazo” con las ollas golpeaban en son de protesta”, explicó.

Por su parte, su esposa aseguró que el día de la renuncia de Evo Morales vivieron mucho miedo, pues la gente se quería meter a la fuerza a su casa de habitación.

“Fue una decisión familiar venirnos. Nosotros, el día que renunció Evo, prácticamente tuvimos que atrincherarnos en un baño de nuestra casa, porque saquearon los lugares comerciales. Tuvimos que poner sillones para que la gente no ingresara a la fuerza a la casa.

“Nosotros vivíamos en una torre comercial entonces querían saquear todo. Otro día, Leo pasó en un aeropuerto muchas horas y no pudo viajar a La Sele, mientras él estaba ahí atrincherado, nosotros estábamos solos en nuestra casa. Además, fue muy fuerte ver los tanques de guerra y la presencia de militares por todo lado”, mencionó Granados.

Ambos afirmaron que fue muy difícil hacer varias horas de fila para comprar los alimentos y convivir con la escasez de gasolina. 

“También fue muy fuerte vivir el hecho de tener que hacer 2 horas y 45 minutos de fila para comprar un kilo de carne. Pasamos tres semanas sin que hubiera pollo ni huevos, entonces tenías dinero, pero no lo podías usar”, explicó la esposa del jugador.

Esto detonó que Leo no aguantará más y pidiera su salida del país al dueño de su ficha, el Pachuca de México.

La decisión se tomó el 31 de diciembre y si Leo debía continuar ahí lo haría solo, pues su familia estaba decidida en regresar a Costa Rica. 

“No había gasolina pues los caminos estaban bloqueados. Por dicha tengo la mejor esposa del mundo y ella llenó la casa de comida para los chiquitos.

“Cuando pasó todo eso la situación era muy difícil y yo llamé a Pachuca y le dije que me quería ir, ahí es cuando uno valora el pedacito de tierra donde vive, pues uno no está acostumbrado a ver el ejército en las calles o helicópteros de la Fuerza Aérea encima de su casa.

“Con todas esas circunstancias mis hijos sufrieron bullying por ser extranjeros, sobre todo mi hijo por la condición que él tiene y creo que todo eso pesó para tomar la decisión y hoy le doy gracias a Dios a mi familia pues siempre me están apoyando, hoy tomé la mejor decisión en mi vida”, sentenció el jugador.

Ahora Leo solo está a la espera de su pase internacional para poder debutar en el arco de Liga Deportiva Alajuelense, todo bajo la tranquilidad de que su familia ya está segura en Costa Rica.