Por Juan José Herrera |16 de octubre de 2018, 14:31 PM

Colombia venció esta noche a Costa Rica 3-1 y fortaleció así la caída libre de la Tricolor, un desenlace que ahora sí no puede sorprender a nadie.

Con nueve partidos al hilo sin conocer la victoria, perder es ahora la nueva constante de un equipo que sigue sin demostrar nada, arrastrando males que ya se señalaron, ya se criticaron y ahora, al parecer, también se asimilaron.

A diferencia de México (3-2 el jueves anterior), Colombia no quiso darle ninguna golosina al proceso de la golpeada Costa Rica.

Carlos Bacca, Radamel Falcao, Juan Quintero y James Rodríguez adornaron una titular que aún con ausencias se permitió un apabullante dominio en la primera media hora de juego.

Fueron 30 minutos de entrenamiento para los cafeteros, que no golearon solo por esas ganas de anotarle de lujo a Keylor Navas: en al menos 10 oportunidades James, Bacca y compañía le apostaron al remate lejano antes del desenlace elaborado, un capricho que respaldó una posesión de más del 80%.

Curiosamente fue el gol de Bacca al 30’, luego de dejar sentado a Cristian Gamboa y deshacerse con sencillez de David Guzmán, el que despertaría la vergüenza deportiva en la Tricolor.

Fue ese golpe el que le recordó a la Selección que en esto del fútbol no solo se trata de aguantar, sino también de proponer.

Eso sumó en posesión y permitió que, por breves chispazos, Bryan Ruiz recordara cuál es su rol en el equipo y porqué se le extraña tanto.

Así, con la mejor versión de los ticos que albergó el Red Bull Arena en Nueva Jersey, fue que llegó también el gol de Kendall Waston al 43’ tras un buen centro de Gamboa por derecha.

Ahí, en esa testa salvadora, se volvió a explicar el único respiro costarricense para un partido donde, como siempre, tocó sufrir.

La otra mitad

El complemento trajo los primeros sacrificios: Johan Venegas relevó a un desaparecido Joel Campbell al 53’ y Barlon Sequeira debutó en la Mayor por el también intrascendente David Ramírez (73’).

De Joel y Ramírez se puede decir mucho y también nada: ambos aportaron poquísimo, pero en un equipo que fabrica tan poco es siempre complicado señalar a esos que esperan balones arriba, una excusa que no los exime, pero en algo los explica.

Jaylon Hadden, Ulises Segura, Ian Smith y Randall Leal fueron el resto de las respuestas que el interino Rónald González le quiso a un partido que al 72’ ya se iba perdiendo con el gol de Juan Camilo Hernández, oportuno para empujar un despeje salvador de Navas, como siempre de los pocos ticos a la altura de cualquier prueba.

Lo demás fue aguantar, asimilar ese triste rol del equipo que a falta de recursos espera y defiende, la realidad de una generación que parece acercarse demasiado pronto a su ocaso.

Hernández, al 90’+3, le dio la estocada a La Sele y llevó al marcador algo de la realidad que se observó en el terreno de juego con el 3-1.

Juan Cuadrado, también relevista, entró al área, encaró a Waston y se encontró solo al hombre del Deportivo Huesca, quien definió a placer frente a Navas.

Es la cuarta derrota al hilo para la Selección Nacional y su noveno juego sin ganar: la caída libre de un equipo que, como hace mucho no sucedía, hoy solo invita al pesimismo.