Por José Fernando Araya |31 de julio de 2018, 6:00 AM

Año a año, se vive en los primeros días de agosto, la fiesta de la Patrona de Costa Rica a raíz del hallazgo en 1636 de la imagen de la Virgen de los Ángeles por la indígena Juana Pereira.

Juana la encontró en el humilde pueblo de la Puebla de los Pardos, donde en la actualidad se encuentra la Basílica de los Ángeles. Incluso la piedra que se encuentra dentro del templo fue el lugar exacto donde se dio el hallazgo de la imagen hace 383 años.

Pero, ¿cuáles son los rasgos de la Virgen de los Ángeles y por qué se hace tan particular al resto de imágenes?

En el libro "Nuestra Señora de Los Ángeles: Patrona y Reina de Costa Rica" del escritor e historiador Carlos Oreamuno, se describe la imagen con características indígenas de rostro redondo y ojos achinados.

La nariz y la boca son pequeñas con rasgos de mulata, muy similar a la mezcla española-indígena de la época.

La virgen tiene a su hijo descansando en su brazo izquierdo y ambos se observan mutuamente.

El libro “La Negrita” del Pbro. Glenm Gómez Álvarez destaca un estudio realizado por la Escuela Centroamericana de Geología de la Universidad de Costa Rica donde se analiza la composición de la virgencita.

Según el departamento de prensa del Santuario de la Basílica de los Ángeles, el origen de la pieza es volcánico fragmentario y el nombre de la roca Toba silicificada.

Además, explican que la imagen tiene un peso de 1085,12 gramos. Su altura es de 148,55 mm y su parte más ancha es de 73,17 mm.

“La pequeña imagen es una sola pieza de color verde claro, con concentraciones de mineralizaciones color blanco. En ella, se observan manchas de óxidos de hierro (limonita) y pequeños agujeros oxidados”, destaca un artículo del Eco Católico llamado “Rostro redondo, ojos achinados…” de la periodista Laura Ávila.

“La imagen presenta dos orificios, hechos en algún momento de la historia probablemente para apoyarla sobre una base y para colocarle un resplandor. Se encuentran por debajo en la base y por la ‘espalda’ de la imagen”, añade el mismo artículo.

Pese a que se especulaba que la piedra tuviera composiciones de jade, esto se descartó debido a que es más blanda y no cuenta con otras características mineralógicas propias del jade.

A pesar de esto, la procedencia de la roca no pudo ser determinada bajo este estudio realizado en el 2009.

Un resplandor de lujo para una reina.

La Virgen de los Ángeles cuenta con un resplandor y pedestal que casi siempre es tomada en cuenta como un todo.

La imagen se encuentra encima de un pedestal que asemeja a un medio mundo y una azucena de seis pétalos, cada uno con su respectivo ángel.

A la piedrita la cubre un vestido de metales preciosos con una cruz (similar a la que usan los obispos) y que donó el arzobispo de San José, Monseñor Otón Castro, según relató Fernando Soto, orfebre de la Virgen.

También destaca por debajo de la imagen hay un serafín con los brazos abiertos como si estuviera sosteniendo el vestido que la cubre.

La virgen tiene una pequeña corona de oro, rodeada de nueve estrellas de filigrana.

En la base de la estructura se colocó el escudo de Costa Rica que fue un regalo del entonces mandatario, Daniel Oduber. Lo acompaña el símbolo de la Virgen María en el lado derecho y a la izquierda, el escudo de la provincia de Cartago.

“Al emblema nacional se le agregaron algunos anillos que donó Monseñor Rodríguez para recordar a su madre en la Imagen de la Negrita”, indicó Soto.

Un conjunto de rayos alrededor del manto completa el adorno de la virgen que en total cuenta con una altura de un metro exacto y tiene un peso que está entre los 13 y 14 kilos.

Con respecto a la protección, la virgen cuenta con una urna o cápsula de acero con un vidrio blindado de 35 milímetros de grosor, capaz de soportar impactos de bala de una subametralladora  AK47 y explosiones de dinamita.