Por AFP Agencia |23 de junio de 2018, 4:37 AM

Algunos futbolistas creen que el éxito en el Mundial se logra a través del ejercicio, la dieta o prácticas interminables de regates y remates, pero otros mucho más supersticiosos están convencidos de que es imposible conseguirlo sin usar su ropa interior de la suerte o alguna cábala preferida.

Jugadores y técnicos pueden formar un grupo supersticioso y si es así, a menudo tienen un ritual o una prenda de vestir que creen que es un encanto que ha contribuido a una carrera exitosa.

Por ejemplo, la insistencia del exportero colombiano Rene Higuita en llevar calzoncillos azules o la costumbre del actual centrodelantero alemán Mario Gómez de usar únicamente el urinario ubicado en el extremo izquierdo del vestuario antes de un partido son apenas un botón de muestra de las fuerzas extraterrenales en las que creen muchos protagonistas.

El mediocampista inglés Dele Alli sigue usando en Rusia las mismas canilleras que utilizaba desde la infancia, con la esperanza que le lleven suerte, esa que parece eludir a los Pross desde hace décadas en las grandes citas.

"Uso las mismas espinilleras desde los 11 años, están desgastadas, pero soy muy supersticioso", confesó el hombre del Tottenham al sitio de la FIFA.

Su compañero Eric Dier se niega a quitarse la pesada muslera que lleva en su pierna izquierda, a pesar de que ya está recuperado completamente de la dolencia que tenía.

"Es superstición más que nada", admite el mediocampista inglés. 

El psicólogo especializado en deportes Dan Abrahams, autor del libro "Soccer Tough", aseguró que muchos factores estaban más allá del control de un jugador el día del partido, al adoptar un ritual o amuleto de la suerte.

"Lógicamente, este tipo de rituales no está ligado al rendimiento", señaló a la AFP. 

"Sin embargo, si un jugador crea la percepción de que lo es, entonces la acción puede convertirse en un factor de articulación de cómo se siente un jugador", agregó el especialista británico, quien trabaja en el Bournemouth de la Premier inglesa.

'Sentimiento de felicidad'.

El armador alemán Julian Draxler tiene cábalas 'chics'. "Cada jugador tiene un ritual antes de cada partido y yo usualmente dejo mi bolso en mi ropero y lo rocío con perfume entre dos y tres veces. Me da un sentimiento de felicidad", explica el alemán del PSG.

El seleccionador francés de Marruecos, Herve Renard, se pone una camiseta blanca desde que condujo a Zambia a una sorpresiva victoria en la Copa de África de Naciones en 2012.

Sigue firme con su cábala en Rusia, a pesar de que Marruecos perdió sus dos primeros partidos.

Francia cree que las supersticiones han jugado a favor para su consagración en el Mundial de 1998, cuando sus compañeros tocaban la cabeza pelada de Fabien Barthez para tener suerte.

Por ejemplo, el defensor Laurent Blanc le daba un beso a su pelada antes de cada encuentro, hasta la victoria final frente al Brasil de Ronaldo.

El bigote del Matador.

En la era de los pantaloncitos bien cortos, el astro argentino Mario Kempes seguía la moda, y lucía un elegante bigote en forma de herradura y cabelleras larga y suelta.

Pero a Kempes le costó marcar goles en la fase de grupos del Mundial-78, lo que provocó que el entrenador César Luis Menotti le diera una sugerencia.

Menotti, que había dejado al pequeño prodigio Diego Maradona fuera de la lista, señaló que cuando visitó al delantero en España antes del torneo estaba afeitado y anotaba seguido para el Valencia.

"¿Por qué no se quita el bigote para ver si trae un cambio de suerte?", le dijo el Flaco en aquel Mundial.

El impacto fue inmediato, Kempes marcó dos goles en su próximo partido contra Polonia, luego dos más contra Perú para sellar un pase a la final. El Matador volvió a marcar en la final contra Holanda (3-1).

"El bigote tenía que irse, ese fue el comienzo de un nuevo capítulo para mí", comentó más tarde Kempes. "Después de eso, cada vez que (Menotti) me veía, decía 'hoy te toca una afeitada Mario, ¿no?'".