18 de junio de 2018, 18:00 PM

Cada 17 de junio se celebra el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía de las Naciones Unidas, para sensibilizar a la opinión pública sobre esta amenaza mundial. Por primera vez un país de la región, Ecuador, ejerció de anfitrión de esta fecha conmemorativa.

A pesar de que América Latina y el Caribe concentra casi un tercio de los recursos hídricos mundiales, un 36% de su superficie corresponde a zonas áridas, entre las que se incluye el desierto más árido del mundo. 

Las acciones para enfrentar la desertificación y degradación de los suelos del Ministerio del Ambiente (MAE) de Ecuador fueron claves en la elección como anfitrión de la celebración por el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía de las Naciones Unidas, en la región. 

"La desertificación no es un tema que sólo tiene que ver con el medio ambiente, sino también con soberanía alimentaria y con protección de los suelos donde se hace la agricultura", aseguró Tarsicio Granizo, ministro de Ambiente.

La jornada, dedicada a la bioeconomía, inversiones, políticas y prácticas para el manejo sostenible de la tierra, contó con la participación de diversas personalidades, entre ellas, Pradeep Monga, Delegado de la Secretaría Ejecutiva de la Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación (UNCCD, por sus siglas en inglés). 

"América Latina y el Caribe perdieron 36 millones de hectáreas de bosques y pastizales por expansión agrícola entre 2001 y 2012", apuntó el experto durante el evento.

La región costera, los valles interandinos y el páramo son las principales zonas susceptibles a la desertificación en Ecuador, cuya vulnerabilidad se ve potenciada por la sequía, entre otros factores climáticos. 

Por ello "la planificación de uso del suelo es fundamental para atender y prevenir la degradación de la tierra, además en Ecuador es uno de los ejes de nuestra intervención emblemática Reverdecer", dijo el ministro de Ambiente subrayando la apuesta del gobierno ecuatoriano por una economía circular para llevar a cabo una transición de la economía extractivista.

El evento ecuatoriano no fue el único que se llevó a cabo en la región. Así, destacan las actividades organizadas en Chile sobre la contaminación del suelo debido a degradación del mismo causado por las prácticas mineras y el uso excesivo de químicos en la agricultura, así como el 'Foro de Evaluación de los Impactos de la Sequía de 2015-16' celebrado en Venezuela, entre otras.

Esfuerzos comunes

La jornada mundial pretende sensibilizar a la opinión pública sobre los esfuerzos internacionales para combatir la desertificación y recordar que la neutralidad de la degradación de la tierra es alcanzable a través de una fuerte cooperación e implicación de las comunidades, a todos los niveles. 

Para ello, América Latina con una serie de herramientas: el pasado mes de agosto, en el marco de una conferencia regional que se llevó a cabo en Bolivia, se concluyó una declaración centrada en enfoques de desarrollo y la implementación de monitoreo nacional de la sequía, sistemas de alerta temprana, estudios de vulnerabilidad, evaluaciones de impacto, políticas y planes de mitigación y preparación.

Por otro lado y teniendo en cuenta la pérdida de bosques debido a la extensión de los cultivos, la región cuenta con la 'Iniciativa 20X20', lanzada en el marco de la COP20 de Lima, que pretende restaurar bosques y mejorar la productividad de tierras degradadas en América Latina y El Caribe. 

Y es que según un análisis de WRI y UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), existen más de 200 millones de hectáreas de tierra disponibles para la restauración en América Latina y el Caribe.

"La protección de bosques en pie es complementaria a los esfuerzos de recuperación o restauración de áreas degradadas”, dijo a DW Enrique Ortiz, Director de Programas de Andes Amazon Fund, una de las organizaciones que participan en la iniciativa latinoamericana.

"Es mucho más económico proteger estos bosques que restaurarlos una vez degradados”, agregó haciendo un llamado a la ciudadanía a invertir en este tipo de opciones.

Además de esta actividad, cambios en el comportamiento de consumidores y empresas en el uso del agua y el suelo, así como la adopción de una planificación más eficiente y prácticas sostenibles, son otras de las acciones posibles para hacer frente a esta amenaza que año tras año va ganando terreno.

Autora: Judit Alonso (LGC)

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