Por AFP Agencia |11 de diciembre de 2017, 6:55 AM

Profunda e indeleble, así es la huella de André-Pierre Gignac en el fútbol mexicano. Para los Tigres es más que un ídolo, es un suceso en la historia de la franquicia, sus goles han provocado que un bebé y hasta un tigre lleven su nombre y apellido.

Y pensar que cuando llegó a México dividió opiniones. Algunos dijeron que era un delantero de segunda línea en Europa y criticaron que tenía sobrepeso. Otros lo definieron como la contratación más explosiva de la liga mexicana de los últimos 15 años, después de la llegada del chileno Iván Zamorano al América a finales de 2000.

Flamante campeón con los Tigres, Gignac llegó a México a sólo a jugar y a disfrutar de una nueva etapa en su carrera. "Firmé con los Tigres porque tuve buenas sensaciones", dijo el delantero en una entrevista y compartió que a nivel personal "quería un cambio en mi vida".

El más caro.

Tigres necesitaba a alguien como Gignac y, desde su llegada, el francés se dedicó a demostrar por qué fue en un momento el jugador más caro de la liga mexicana. En su debut, el 9 de agosto de 2015, hizo ante el Guadalajara el primero de sus once goles del torneo.

En escasos tres meses, la afición de Tigres y el ‘monsieur’ estaban profundamente enamorados. En noviembre, el francés volvió a Europa para jugar un partido amistoso de su selección contra Alemania.

Esa noche, Gignac marcó un gol y lo festejó con una dedicatoria especial para la hinchada de Tigres. Con las manos hizo la señal de la doble ‘L’ como muestra de cariño para los Libres y Lokos, la apasionada barra que apoya a los felinos.

Para diciembre, los  Tigres ya eran campeones de liga en el primer torneo de Gignac en México tras vencer a los Pumas en la final del Apertura-2015.

Su buena estrella le deparó ganar el título de goleo individual en su siguiente torneo, el Clausura-2016, con 13 anotaciones.

Siempre titular, al artillero nunca se le ha visto displicente. Juega cada partido con gran dignidad y orgullo profesional. A veces se le ha ido el gol, pero ha hecho todo lo posible por recuperarlo como aquella vez cuando recurrió al hipnotista John Milton.

Las sesiones de hipnosis surtieron el efecto deseado y Gignac se destapó nuevamente como goleador en la parte decisiva del Apertura-2016, que los Tigres ganaron ante el América, el equipo más laureado de México.

Con esa del Apertura-2016, los Tigres hilaron una racha de tres finales consecutivas. Ganaron la primera, perdieron la segunda en el Clausura-2017 contra Guadalajara y en el Apertura-2017, ante Monterrey, su máximo rival, se ciñeron el domingo la sexta corona de su historia.

Engarzar esos alcances –incluidas dos finales de la Liga de Concacaf– hicieron que, tras la final ante Monterrey, Gignac desafiara a los equipos más populares del fútbol mexicano: América, Guadalajara y Cruz Azul.

"En estos últimos años la gente puede decir lo que quiera, pero en estos momentos Tigres es el equipo más grande del fútbol mexicano", aseguró el francés.

Amor fuera de la cancha.

Un total de 59 goles en 105 partidos de liga han hecho que la afición felina se desviva por su estrella gala a la que le dedican diversos cánticos. Pero el enorme cariño que Gignac se ha ganado se deja notar fuera del estadio Universitario. 

El futbolista apenas se revelaba como goleador felino cuando en octubre de 2015 una joven pareja bautizó a su hijo como André Gignac. En agosto de 2017, un tigre de bengala del Zoológico la Pastora de Monterrey recibió el nombre de Gignac.

En ambos casos, André-Pierre agradeció el gesto y quiso conocer tanto al bebé como al tigre.

Enamorado de la afición, Gignac también ha tenido gestos de humanidad. Ha organizado rifas y colectas para ayudar a niños con cáncer y para apoyar a los damnificados por los desastres naturales.

Así, la presencia de Gignac en territorio mexicano va más allá de un título de goleo y tres campeonatos de liga. A dos años y medio de vivir en este país se le nota bien acoplado: un hijo suyo, Eden, nació en esta tierra, él habla español y aplica los modismos mexicanos a la perfección: en la final de este domingo contra Monterrey dijo que "sufrimos un chingo (mucho)" y a sus 32 años visualiza el retiro en un país donde tanto lo han querido.

"Cuando conocí el estadio y a la gente pensé que podríamos pasar momentos inolvidables. En cinco torneos, tengo cuatro finales y tres campeonatos. Es increíble. Me gustaría retirarme en Tigres, me encantaría", ha dicho Gignac, el francés con alma de tigre.