8 de diciembre de 2017, 6:49 AM

La oscuridad de la noche se convirtió en la mejor aliada de los coligalleros que buscan oro en Crucitas -Zona Norte del país- es por esto que la policía debe realizar ingresos nocturnos a la finca Vivoyet para detectar a los oreros.

Los patrullajes que realizan los oficiales están a cargados de peligro debido a la escasa visibilidad.

La mayoría de veces los trabajos se hacen sin luz para no alertar a los oreros.

Los oficiales deben recorrer grandes distancias a pie, incluso bajo la lluvia para ingresar a las zonas de excavación.

Lo quebrado del terreno y las persecuciones que se presentan afectan a los oficiales que en algunas ocasiones requieren de atención médica.

La disciplina y orden son vitales, equipos de avanzada ubican un grupo de oreros en una zona de difícil acceso a unos 6 kilómetros del centro de la finca.

Luego de una espera para organizar las detenciones y asegurar la zona proceden con el ingreso al campamento donde se encuentran los oreros; este es un grupo de 5 coligalleros, 2 de ellos menores de edad y todos son nicaragüenses.

En las detenciones se revisan las pertenencias y se encuentra evidencia de extracción ilegal de oro.

En las cercanías al campamento se aprecia el daño ambiental y los huecos llenos de agua donde los oreros trabajan.

Las condiciones de estas personas son realmente precarias. Aunque reconocen el riesgo de esta actividad aseguran que para ellos es una oportunidad de hacer dinero en medio de la pobreza que vive su país.

La policía de fronteras tiene información de grupos peligrosos y armados que se esconden en la montaña.

Con estas incursiones cada vez son menos los coligalleros que se atreven a entrar a la mina.

En lo que llevamos de este año las autoridades han detenido a más de 1.000 coligalleros en esta finca, la mayoría de ellos nicaragüenses.