Por Yahaira Piña |8 de diciembre de 2017, 2:49 AM

Los siameses Samuel y Ezequiel tuvieron que salir junto a sus padres de San Vito de Coto Brus porque la atención que requieren los niños así lo demanda.

Sin embargo viven en una casa alquilada y mes a mes enfrentan el temor de no contar con el dinero para la renta.

Con cada amanecer llegan nuevos retos. Retos que esta joven pareja supo asumir con gran valentía.

Los pequeños unidos por su cabeza requieren de una atención especial que solo entre dos es posible.

Para bañarlos deben alzarlos entre los dos y pasarlos a la cama. Los bebes son juguetones e inquietos, tienen una ternura que llega al alma y siempre ofrecen una sonrisa pese al dolor que en ocasiones padecen.

Incluso ya comienzan a decir sus primeras palabras.

De forma simultánea inicia el baño que se complementan con masajes para estimularlos.

Desde hace un año, los médicos preparan a los niños y a la familia para la separación.

Un proceso para nada fácil que les enseña a ser pacientes y confiar que todo saldrá bien.

Dejaron su tierra San Vito de Coto Brus, donde tienen a familiares y amigos hace dos años para trasladarse hasta San Rafael de Oreamuno en Cartago.

Los bebes tienen citas y cirugías contantemente y por eso era necesario vivir cerca del hospital de Niños.

Alquilan una casa gracias a diferentes ayudas que reciben pero no es algo seguro todos los meses.

La música siempre está presente en esta casa. Es algo que les encanta a los niños.

Samuel y Ezequiel requieren un cuidado especial que se multiplicará después de la cirugía de separación.

Es algo que los médicos ya les advirtieron, de eso depende la recuperación de los pequeños.

Ese es el sueño de esta familia, una casa para que sus hijos tengan las comodidades que necesitan y garantizar que estén bajo los cuidados requeridos.

Eso anestesiaría el dolor que estos padres enfrentan cada vez que Samuel y Ezequiel son sometidos a sus tratamientos.

Es parte de la batalla que todos los días libran.

En este caminar sólo la fe en Dios y la esperanza les da fortaleza.

Sueñan con ver a sus bebés separados y felices.

También sueñan con que sus tres hijos tengan una casa digna donde vivir.