23 de noviembre de 2017, 13:29 PM

Cientos de nicaragüenses cruzan ilegalmente a Costa Rica para ingresar a la mina de Crucitas en busca de oro.

La policía de Fronteras lucha contra el ingreso ilegal de estas personas.

Desde primeras horas de la mañana un grupo especializado de este cuerpo policial se alista para salir a patrullar las zonas de ingreso ilegal de nicaragüenses en los distritos de Pocosol y Cutris en la frontera norte.

Desde hace varios meses se incrementó la llegada de nicaragüenses que buscan llegar a los cerros Fortuna y Botija en la finca Vivoyet en el fallido proyecto de Crucitas.

Durante los recorridos deben de ingresar a fincas y zonas de difícil acceso donde los ilegales se esconden.

Las vías de acceso son muy complicadas. Todas son de lastre, ubicadas en medio de montañas lo que dificulta el trabajo policial.

Se estima que el 95% de los oreros en la mina son extranjeros.

Es por esto que detienen a los sospechosos y les piden documentos de identidad.

En algunos casos detectan algunas otras irregularidades muy comunes en la zona.

En este caso motociclistas sin dispositivos de seguridad, sin documentos del vehículo y con algunas alteraciones en la carrocería.

Tras reanudar los recorridos se encuentran con un grupo de personas que intentan ingresar a las fincas utilizando el río Infiernillo en la comunidad de Llano Verde.

Algunos se negaban a entregar sus identificaciones.

Radios de comunicación y algunos elementos que utilizan usualmente los oreros para trabajar, aunque aseguraron que eran pescadores.

Las rutas entre las fincas nos llevan hasta Pocosol en la frontera con Nicaragua.

La policía tiene identificados varios puntos calientes por donde ingresan los nicaragüenses.

Los vecinos de la zona reconocen el aumento en la entrada de ilegales al país atraídos por el oro.

Otra de las zonas de ingreso es por el río San Juan.

Lanchas cargadas de indocumentados llegan durante todo el día a desembarcar coligalleros.

En la zona de Tricia, a unos 300 metros del río San Juan detectamos un grupo de 10 nicaragüenses en un pick up.

Al observar la presencia policial huyeron por la montaña.

Minutos después la policía logró detenerlos.

Pese a esto algunos ofrecieron resistencia.

Posterior a la requisa de los maletines el encargado de la unidad Mario Medrano explicó a los detenidos el proceso para ser deportados.

El grupo de nicaragüenses reconocieron que la necesidad hace que visiten el país de forma ilegal y que su intención era llegar a Crucitas.

El conductor del vehículo quedó detenido por aparente coyotaje, según el reporte preliminar el hombre recibió 80 mil cólones por transportar a los ilegales.

A pesar de los esfuerzos de las autoridades a diarios cientos de coligalleros nicaragüenses siguen llegando a Crucitas en busca de oro.

Cada gramo del metal se paga a 15 mil cólones. Hay cuadrillas organizadas que extraen millones de cólones al día.

Es por esto que siguen ingresando a las fincas de forma ilegal y en algunos casos se enfrentan incluso con disparos a la policía.