Por Luis Ortiz |7 de marzo de 2017, 1:17 AM

Por Cindy Regidor

Ellos son los hermanos Homberger: Hans, de 29 años, y Paul de 27, de la cuarta generación de una familia cafetalera. Esa herencia fue el inicio de su emprendimiento:

“Descubrimos un método nuevo para hacer un café fuerte, lo empezamos a probar haciendo ejercicio mi hermano y yo, y nos dimos cuenta que funcionaba y después la gente a nuestro alrededor se dio cuenta que estábamos tomando algo y nos preguntaron y vimos que más y más nos estaban pidiendo de ese café fuerte”, explica Hans.

Así nació Rooster Coffee Booster, una bebida energética natural con muy pocas calorías. Parecía el producto ideal, pero el inicio no fue fácil y no lograban posicionarse. Probaron diferentes presentaciones, sabores y mecanismos de entrega. Pero algo no funcionaba, hasta que empezaron a vender el producto en tiendas de conveniencia.

Los jóvenes, quienes empezaron con capital propio y dejaron sus trabajos formales para dedicarse enteramente al proyecto, explican que emprender en Costa Rica no es fácil, pero vale la pena:

"Es una montaña rusa emocional, hay días que uno dice, en que me metí y hay días en que uno dice vale completamente el riesgo, todo el esfuerzo y tiempo que le he dedicado  la idea", continúa Hans.

“A uno desde niño lo formatean a ir a la escuela, estudiar y, eventualmente, conseguir un trabajo, que uno cree que es la manera correcta para subsistir, pero yo creo que hay más allá que eso… yo creo que uno debería tomarse el riesgo y ver qué pasa, mandarse", dice Paul.

 Ese ímpetu y esa nueva mentalidad no son las únicas ventajas de ser emprendedor joven:

"El emprendedor viejo ya tiene un poco más de espuela… pero por el otro lado el emprendedor joven creo que está más en tendencia, sabe qué está chiva y qué no tan chiva… está consumiendo tanta información, que tiene una perspectiva totalmente diferente que la de un emprendedor mayor”, finaliza Paul.