Por Adrián Fallas |5 de diciembre de 2016, 11:14 AM

En el mundo hay cuatro puntos reconocidos por expertos, científicos y turistas que gusta observar el paso de aves migratorias: Eilat en Israel, Veracruz en México, Batumi en Georgia y Kekoldi en Costa Rica.

Kekoldi es uno de los territorios indígenas que se encuentra clavado en las montañas del catón de Talamanca, en el caribe Sur, en la provincia de Limón.

Allí el incansable trabajo de Sebastián Hernández ha hecho crecer un proyecto que busca enseñar sobre la cosmovisión indígena y ser un referente del estudio de la fauna, en especial de las aves migratorias que surcan los cielos en sus desplazamientos de norte a sur.

Al preguntársele sobre este pedazo de tierra Hernández –bribi por los cuatro costados– deja en claro que Kekoldi es más que su lugar de residencia.

“Cuando digo que esta es mí escuela, mí universidad, es porque también yo de la naturaleza aprendo todos los días”, precisó Sebastián.

Hernández asegura que “el conocimiento que tengo viene de adultos mayores, muchos que ya no están, ese conocimiento me fue heredado y yo deseo heredarlo”.

En el mundo el Centro Científico Kekoldi es reconocido como un sitio de enseñanza. Allí han llegado estudiantes, científicos y expertos a ver las aves viajar desde la torre de observación que permite una vista de 360 grados, con vistas de las montañas el mar y Panamá.

Más que aves

“Lo que hacemos es enseñar nuestra cosmovisión, cómo nosotros aprovechamos y hacemos un uso racional de los recursos naturales”, explicó Sebastián al preguntársele por el bosque, al que considera como su ferretería (material para sus ranchos) y su farmacia (plantas medicinales).

Sebastián vive con su familia cerca del centro donde se hospedan los visitantes al territorio. En Kekoldi residen unas 300 familias, en convivencia con aves, insectos, mamíferos kilómetros de montaña.

El centro científico también sirve como punta de lanza para estudios de especies como la iguana verde y proyectos de reforestación con especies autóctonas.

Avistamiento de aves

El turismo de avistamiento de aves mueve millones de personas por el mundo. Según datos del Instituto Costarricense de Turismo (ICT) en total hay 9 millones de personas dentro de este mercado y Costa Rica es junto a Perú, Brasil y Ecuador uno de los destinos favoritos.

“Tenemos el ave más barata, ya que en Brasil y Perú el turista debe viajar mucho para encontrar los pájaros, en Costa Rica se puede ver en la mañana un ave acuática en el Pacífico y una lapa en la tarde en el Caribe”, aseguró Rafael Soto, gerente del proyecto Ruta Nacional de Aves.

Kekoldi es un claro ejemplo de que en el país se cuentan con las condiciones para atraer a estos extranjeros.

Soto aseguró que “lo que se quiere es hacer un trabajo integral con las comunidades alrededor de un atractivo natural. Hemos identificado 12 puntos calientes a los largo del país, pero queremos seguir creciendo la iniciativa”.

Sitios como Monteverde, san Gerardo de Dota, Corcovado y Tapantí forman parte de estos puntos de avistamiento.