Por AFP Agencia |13 de mayo de 2016, 4:48 AM

"Frankenstein", la historia de un científico que da vida a un monstruo creado a partir de restos humanos, ilustra desde hace dos siglos el temor del ser humano ante el poder creciente de la ciencia y ahora su origen se expone en una muestra en Ginebra.

Para conmemorar los 200 años de esta novela concebida por la escritora británica Mary Shelley durante una estancia en Suiza, una exposición denominada "Frankenstein, creado de las tinieblas" abrió sus puertas este viernes.

En una sala débilmente iluminada en el subsuelo de la fundación Martin Bodmer, se exponen las amarillentas páginas manuscritas sacadas de un cuaderno en el que Shelley redactó en 1816 la primera versión de esta obra maestra de la literatura romántica.

La idea del "monstruo desgraciado" le vino a la mente cuando solo tenía 18 años y veraneaba con su prometido, el poeta británico Percy Bysshe Shelley, en la villa Diodati, cerca de Ginebra, alquilada para el periodo estival al ilustre Lord Byron.

Los actuales propietarios de esa pintoresca mansión que se asoma al lago de Ginebra van a abrir las puertas de su parque privado a visitas guiadas en el tiempo de la exposición, que durará hasta el 9 de octubre.

Concurso de fantasmas 

En verano de 1816, la meteorología era particularmente mala en Ginebra por la erupción masiva del volcán indonesio Tambora, y para pasar el tiempo, el poeta Lord Byron pidió a cada uno de los escritores reunidos en la Villa Diodati que imaginara una historia de fantasmas.

El autor inglés John Polidori escribió "El Vampiro", que fue publicado tres años después y es considerada la primera novela del género vampiresco.

En esta exposición en Ginebra, la obra se encuentra junto a otras primeras ediciones, entre ellas, tres de la novela de Mary Shelley "Frankenstein o el moderno Prometeo", la novela más famosa surgida del concurso lanzado por Lord Byron.

Cuando la obra fue publicada por primera vez en 1918, no llevaba el nombre de Shelley, solo el apellido. Uno de los ejemplares de la exposición, presentado como regalo al hombre que animó su redacción, lleva como única mención un sucinto "para Lord Byron, de parte de su autor".

"Su nombre era desconocido, no habría aportado nada a las ventas del libro, especialmente un nombre femenino", explica David Spurr, profesor de literatura inglesa en la universidad de Ginebra y curador de la exposición.

Shelley, hija del filósofo político William Godwin y de la feminista Mary Wollstoncraft, buscó su inspiración en el temor generado en la sociedad de la época hacia la ciencia y la tecnología.

"Las cuestiones fundamentales sobre la ciencia y la capacidad de crear vida humana, modificarla o intervenir en el proceso de creación de la vida, todavía hoy siguen siendo muy actuales", consideró Spurr.

Nicolas Ducimetiere, subdirector de la Fundación Martin-Bodmer, comparte su punto de vista: "¿Dónde están los límites del creador científico? ¿Hasta donde podemos llegar sin tomarnos por Dios y sin crear algo que sea una catástrofe para la humanidad?"