Por Juan José Herrera |3 de mayo de 2024, 15:01 PM

Antes de abandonar su curul, el ahora exdiputado Jorge Dengo (PLP) presentó un proyecto de ley para dolarizar la economía costarricense y eliminar, por consiguiente, la necesidad del Banco Central como autoridad monetaria.

La iniciativa pone sobre la mesa una idea que, si bien no es nueva, reactiva esa discusión en momentos donde se cuestiona la independencia del Central y la política monetaria que defiende.

En términos generales, el proyecto propone una reforma legal que defina el dólar estadounidense como la unidad monetaria de Costa Rica y, por lo tanto, la moneda de curso legal en todo el país.

Esto, según Dengo, reduciría “significativamente” la discrecionalidad que hoy tiene el Central en el manejo de la política monetaria y cambiaria en Costa Rica, tarea que recaería entonces en las políticas estadounidenses.

Con esto, dice el exdiputado, “se eliminaría la volatilidad y la incertidumbre asociada con el tipo de cambio” y se facilitaría el cálculo económico para que, personas y empresas, puedan hacer proyecciones hacia futuro y tomar mejores decisiones de consumo, ahorro, crédito, inversión y generación de empleo.  

Eso, sin embargo, también obligaría al país a apoyar toda su política económica únicamente en el ámbito fiscal, pues ya no tendría la autoridad monetaria para tomar decisiones.

¿Está preparada la Hacienda Pública para ese cambio?

“Yo creo que hay una serie de precondiciones para dolarizar la economía: primero unas reservas lo suficientemente amplias como para poder sustituir los colones por dólares, segundo los grados de libertad que podamos tener para asegurar que vamos a tener las herramientas necesarias en escenarios de incertidumbre.

“El mejor ejemplo es la pandemia, los países que no tenían un flujo importante de dólares tuvieron un impacto complicado porque la única política que se puede hacer para generar crecimiento, aunque sea en el corto plazo, es la política monetaria, con la dolarización estaríamos hoy frente a la política monetaria que utiliza Estados Unidos para controlar la inflación cuando nosotros lo que tenemos es deflación, ese tipo de riesgos son los que hay que valorar”, aseguró el ministro de Hacienda, Nogui Acosta.

El jerarca aseguró que más allá de la credibilidad del Banco Central, que él dijo defender, es un valor que el país debería sostener en el tiempo y que la discusión de la dolarización debería darse cuando se tenga una estabilidad fiscal suficiente; pero, mientras tanto, el país debería mantenerse “alejado de esa posibilidad”.

“Hay que plantear discusiones, pero la discusión de la dolarización debería darse en un escenario más estable”, sentenció.

En la misma línea camina el economista Gerardo Corrales, uno de los principales críticos de la labor actual del Banco Central, pero quien dijo compartir que este no es el momento para hablar de dolarización.

“No es una panacea, no basta con la dolarización, es algo necesario, pero no suficiente. Si fuera suficiente, Panamá, Ecuador, El Salvador y Argentina serían ejemplos de países desarrollados, porque se requieren otras condiciones, sobre todo que la política fiscal esté muy sólida, que el Gobierno tenga superávit y recursos en exceso para promover el crecimiento rebajando impuestos o aumentando el gasto, que no es el caso nuestro, nuestras finanzas son todavía endebles”, aseveró.

Corrales sí defendió que, tal y como propone Dengo, quitarle el poder al Central de controlar la política monetaria del país favorecería el cálculo económico, impulsaría tasas de interés más competitivas y combatiría la incertidumbre; pero, a cambio, sometería al país a los intereses y realidades de una economía ajena, en este caso, la estadounidense.

“Cederle la política monetaria y cambiaría a Estados Unidos no significa que los intereses vayan a ser similares a los de ellos, hoy el interés de ellos es controlar la inflación, al haber intereses diferentes se les daría preferencia a las condiciones de Estados Unidos, no las de Costa Rica”, afirmó.

Explicó, además, que el sistema financiero nacional perdería con esto el llamado “prestamista de última instancia”, como se le conoce al Central, capaz de rescatar a bancos ante problemas de solvencia y mantener así la estabilidad económica del sector.

Corrales insistió en que está de acuerdo en esa discusión, pero no bajo la coyuntura actual, aunque dijo que esas condiciones podrían llegar en un futuro cercano, siempre y cuando se respeten los límites y controles que trajo consigo la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas.

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